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El juego limpio cuenta con una buena iniciativa en el deporte de las tres disciplinas. Un grupo de hombres de hierro de diferentes categorías de edad lanzó un sitio web donde se recolectan firmas para solicitar a la World Triathlon Corporation (WTC) que implemente más controles antidoping entre los competidores amateurs de las diferentes pruebas IRONMAN en sus dos modalidades, tanto los 113K del circuito 70.3 como en los 226K clasificatorios para el mundial de Hawaii.
Este movimiento se opone al consume de sustancias ilícitas para mejorar el rendimiento deportivo exigiendo mayores exámenes de sangre y orina para quienes integran las diferentes franjas de edad que, excluyendo a la elite profesional, abarcan a triatletas juveniles de dieciocho años hasta muchos Masters mayores de setenta.
Como una de sus principales propuestas, se propone la realización de controles antidoping sorpresivos durante los entrenamientos e incluso afuera de la temporada competitiva tal como suele hacerse en el ciclismo profesional europeo o entre quienes compiten al más alto nivel en maratón.
Mediante su web, este grupo de triatletas recopila firmas pidiendo que se realicen controles antidopaje a todos los competidores que suban al podio de su categoría de edad en pruebas del circuito IRONMAN ya sea 70.3 o la versión full distance.
Estas medidas son pedidas como una forma de contrarrestar los casos de doping protagonizados por triatletas amateurs que así sacaron una ventaja antideportiva e ilegal a sus adversarios que entrenaron durante toda una temporada restándole tiempo a sus obligaciones laborales y compromisos familiares.
A fines de julio pasado, el triatleta mexicano Luis Fernando Pelcastre Rabanal fue despojado de su tiítulo de campeón mundial IronMan Hawaii en la categoría de 18 a 24 años de edad a raíz de su resultado positivo por testosterona exógena, un esteroide androgénico anabólico estrictamente prohibidos según lo estipulado por el Código Mundial Antidoping (WADA) que fue penado con una suspensión de cuatro temporadas.
En el otro extremo generacional, en enero de este años, el sexagenario estadounidense Kevin Moats fue sancionado por ingerir productos prohibidos por segunda vez en su carrera tras conquistar media docena de títulos mundiales en su rango etario.
Más atrás en el tiempo, a mediados de 2015, el triatleta danés Thomas Lawaetz fue suspendido cuatro años al comprobarse que consumió EPO durante los meses previos a la carrera hasta el día anterior a ganar la categoría de 35 a 39 años de edad del Triatlón IronMan de Copenhague.