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Protagonizó el mayor escándalo por doping en la historia del deporte siendo despojado de sus siete títulos consecutivos en el Tour de France y el bronce olímpico pero aún conserva su velocidad y resistencia incluso sin la bicicleta. A sus 47 años, el ex número uno del ciclismo mundial estadounidense Lance Armstrong se colgó la medalla finisher en el Maratón de Austin de su Texas natal al correr 42 kilómetros en 3h02m13s recaudando 5.326 dólares destinados íntegramente a un proyecto solidario local.
Tras largar veintidós minutos después que el pelotón de punta, Lance Armstrong corrió a una velocidad promedio de 4m19s para cada uno de los 42 kilómetros sobrepasando a 2.594 corredores.
Así obtuvo el 58° puesto entre los más de 6.000 participantes del Maratón de Austin donde intervino en carácter de charity chaser como se denomina técnicamente a quienes representaron una de las veintiocho causas benéficas que incluyó esta prueba de running.
Finisher en el Maratón de Nueva York y con un récord personal Sub-3 horas en 42K, Armstrong demostró que sus zancadas mantienen el poderío que lo convirtió en un habitué del podio en el circuito de triatlón IronMan 70.3 hasta que la World Triathlon Corporation (WTC) lo excluyó de las pistas al comprobarse su consumo de sustancias ilícitas para mejorar el rendimiento deportivo.
Hace dos meses se conoció que Armstrong embolsó entre diez y cincuenta millones de dólares por invertir en acciones de la compañía multinacional de transporte Uber, saliendo de la bancarrota tras perder todos sus bienes en los estados judiciales al ser condenado a pagarle 10 millones a la empresa patrocinadora SCA Promotions como reintegro por los premios cobrados en la ronda gala y devolvió 5 millones más al gobierno de Estados Unidos porque dañó la imagen del correo estatal al consumir productos ilíticos para mejorar el rendimiento deportivo cuando lideraba el equipo US Postal Service.
Después de trece años de alegar inocencia ante la opinión pública y la Justicia al punto que demandó a diferentes personas y medios de prensa que lo acusaron de incurrir en doping, Lance Armstrong reconoció que mintió ya que utilizó sustancias ilegales como EPO eritropoyetina y testosterona, además de realizarse transfusiones de sangre.
A pesar de la sanción perpetua, continuó en las pistas e incluso en la cima del podio porque ganó una prueba de trail running de montaña en California donde estuvo a 34 segundos de bajar la barrera de las tres horas para esos 35 kilómetros con desnivel positivo de 1.066 metros.