Foto: agencia Reuters / Kai Pfaffenbach
Este sábado cumplirá veintiocho años pero ella esperará casi cien días para hacerse -y hacernos- ese mejor regalo al que se fue acercando cada vez más en las últimas ocho temporadas. Tras representar a la Argentina en cuatro mundiales y dos Juegos Olímpicos, la triple campeona sudamericana y poseedora del actual récord continental femenino de lanzamiento de martillo con los 73,74 metros de abril de 2010, Jennifer Dahlgren intentará ingresar al selecto club de las ocho mejores de Londres 2012.
Dueña de la medalla de bronce en los Panamericanos de Río de Janeiro 2007, culminó en la 43º posición en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y regresó de Beijing 2008 con un 29º puesto que promete mejorar aún más en la capital inglesa.
“Tengo un objetivo que no es nada sencillo, sé que es difícil pero entreno para concretar mi sueño de estar entre las doce mejores de la ronda eliminatoria en Londres 2012 para así avanzar a la final y ganarme un lugar entre las ocho primeras que me permitiría regresar con un diploma olímpico”, afirmó Jennifer Dahlgren, quien en septiembre pasado obtuvo el décimo puesto en el campeonato mundial 2011 de la ciudad surcoreana de Daegu donde clasificó a la instancia decisiva con 72,70 metros con los que, además de terminar segunda en su grupo, igualó la marca que le valió el título sudamericano en junio en el CeNARD de Buenos Aires.
En la final del mundial lanzó el martillo a 69,72 metros, si hubiese superado la barrera de los setenta metros habría culminado sexta en lugar de la rumana Bianca Piere con sus 70,91. “En este último tiempo trabajé muchisimo el promedio para conseguir una regularidad en torno a los 70 o 71 metros porque así crecen las posibilidades de hacer esa marca en Londres 2012, todos los atletas rogamos que en ese momento no tengamos ‘un mal día’ y, para evitarlo, con mi entrenador Marcelo Pugliese hacemos trabajos específicos ya que al ser una disciplina individual no tenés la chance de apoyarte en un compañero como sucede en algunos deportes colectivos”, explicó la número uno argentina cuya labor e intereses exceden a las pistas porque, además de graduarse en la Universidad de Georgia como Bachelor of Arts en inglés, junto a la judoca Paula Paretto, bronce en Beijing 2008, y el periodista Gonzalo Bonadeo, brindan charlas educativas y motivacionales para alumnos de escuelas públicas de las villas de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Criada en el seno de una familia de sangre azul deportiva ya que su madre, la corredora Irene Fitzner, fue una de las mejores velocistas argentinas de mediados de la década del setenta y representó al país en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, ella se inclinó por el lanzamiento de martillo pero ambas comparten un mismo afán de superación personal exigiéndose al máximo tanto en los entrenamientos como en las competencias. “Nunca regulo, mis tres lanzamientos de la clasificación los hago a morir y esa misma actitud la mantengo cuando paso a la final sin importar que sean tres o seis intentos, tampoco me fijo si se trata de un Juego Olímpico o un torneo local preparatorio en el inicio de la tempora porque dejo el alma en cada entrenamiento y cuando salgo a competir, salgo a ganar donde sea y contra quien sea, no especulo jamás aunque sepa que después tendré que participar de la final y necesitaré estar lo más descansada posible, siempre pienso en ganar y mejorar mis récords, es el hambre de triunfo que tiene que tener todo atleta de alto rendimiento”, aseguró Dahlgren cuya sonrisa, cabellera rubia y potencia son las cartas credenciales de esta gran embajadora del deporte argentino.
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