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(*) por Silvina Cristófano
Estamos en la temporada alta del running con las dos pruebas de fondo más importantes del atletismo de calle argentino como los recientes 21K porteños que sirvieron de antesala para el Maratón de Buenos Aires. Muchos se enojarán con esta nota, otros tantos estarán en desacuerdo conmigo pero siento que, como entrenadora responsable que soy, debo advertir sobre los riesgos de correr 42 kilómetros sin la preparación adecuada o en malas condiciones físicas producto de sobrecargas musculares, lesiones o sobrepeso.
Previo al maratón, hay que correr 21 kilómetros que no son poca cosa, mucho menos para encararlos con planes genéricos bajados de Internet que no tienen ningún tipo de consideración en la edad, estado físico, tiempo disponible y antecedentes deportivos de quienes ejecutarán esa rutina.
Aún así, hay muchos runners que respetan un plan bien diseñado por un profesional del entrenamiento.
Estas rutinas diagramadas por especialistas en atletismo de fondo resultan más agotadoras pero te aseguran que te colgarás la medalla finisher sin riesgos de lesiones.
El maratón es una carrera completamente diferente a cualquier otra distancia, su complejidad exige una preparación específica que nunca debería ser menor a los cuatro meses.
Hay tres aspectos ineludibles como los estudios médicos preventivos, un plan alimenticio con una nutricionista y el entrenamiento que permita cruzar la meta lo más entero posible.
Por lo visto en las últimas ediciones del Maratón de Buenos Aires, la gran masa de participantes no baja la barrera de las cuatro horas.
El entrenamiento para lograr este objetivo demanda muchos meses, diría casi un año de preparación física, técnica y mental, algo imposible de alcanzar en treinta días.
Completar un maratón al borde del desmayo no es una hazaña heroica, sólo demuestra que ese competidor no estaba apto para afrontar los 42 kilómetros.
Muchos caen en la errónea idea de creer que si corrieron los 21K en dos horas, completarán los 42K en cuatro. Nada más equivocado, el maratón contradice la lógica matemática.
Tampoco vale la estrategia de “caminar cuando me empiece a cansar”. El cuerpo se someterá a un desgaste físico y emocional de proporciones mayúsculas, diría que casi inimaginable para quien aún no lo hizo.
Con meses de entrenamiento, incluyendo ensayos del desayuno previo a la carrera para que cuerpo se vaya acostumbrando, uno completará exitosamente los 42 kilómetros aunque será inevitable el sufrimiento por la fatiga típica que invade a partir de la segunda mitad del recorrido.
Creer que haber terminado un 21K te habilita a completar un maratón en óptimas condiciones es un grave error cuyas consecuencias podrían marginarte de las pistas por el resto de la temporada. Como entrenadora estoy en contra de quien sigue esta lógica que desconoce principios básicos de fisiología del ejercicio.
Durante el maratón los niveles de cortisol se disparan por las nubes. Aquellos participantes que no están bien entrenados es probable que todavía estén corriendo al mediodía bajo una sensación térmica superior a 25 grados. Si los puestos de abastecimiento llegaran a fallar, como ya sucedió en alguna ocasión, hay peligro de deshidratación con sus consiguientes calambres.
Nadie es peor corredor que otro porque no participa en un maratón, las distancias no definen la jerarquía ni el nivel competitivo.
Si queres correr maratón, entrená durante los meses que sean necesarios, mucho mejor si lo hacés a lo largo de toda la temporada con la guía técnica de un entrenador de running. Decile no a las fórmulas mágicas, no confies en los milagros cuando tu salud está en juego.
Espero que todos los que se presenten a la línea de largada del maratón porteño hayan hecho bien los deberes para completar los 42 kilómetros de la mejor forma posible. Si sos de aquellos que hicieron todo al revés, o ni siquiera lo hicieron, todavía está a tiempo de bajarte porque la edición 2018 te estará esperando. Carreras sobran pero tenés sólo una vida, cuidala.
(*) por Silvina Cristófano
Maratonista graduada de personal trainer en el CEEF Centro Europeo de Educación Física e instructora de natación.
Se diplomó en coaching deportivo con un posgrado en alto rendimiento deportivo otorgado por la UCES con el licenciado Horacio Anselmi.
Trabajó en el gimnasio Megatlón del barrio porteño de Nuñez.
Cada temporada viaja a Bariloche para coordinar equipos de trail running tal como lo hace, el resto del año, con corredores de calle de diferentes edades y niveles competitivos.
Escribió para Runfitners, ahora colabora con la revista española Running_es y es columnista en Eldepornauta.
Las notas firmadas son responsabilidad exclusiva de sus autores y no representan necesariamente la opinión de quienes hacen Eldepornauta.com.
Totalmente de acuerdo. Yo comenzaria por cambiar la publicidad ” ACEPTA EL DESAFIO”