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Aún en el invierno con su baja sensación térmica que nos tienta a entrenar bajo techo, el running siempre será más beneficioso si lo practicamos sobre tierra o pavimento. Un estudio multidisciplinario realizado por médicos y fisiólogos europeos constató que correr al aire libre brinda mejores resultados porque se requiere un 15% más de ritmo para igualar sus ventajas cuando se trota en una cinta de gimnasio.
Como corolario de una investigación científica publicada en la revista Applied Physiology, Nutrition and Metabolism se concluyó que la cinta de gimnasio demanda una menor intensidad debido a su propulsión hacía adelante sumado a la ausencia de viento en contra e irregularidad del terreno que debe afrontar todo aquel que corra por afuera de cuatro paredes.
Además, correr por parques, senderos e incluso en grandes urbes es más llevadero desde el punto de vista mental o anímico que la monotonía de hacerlo siempre en el mismo lugar sin cambiar el paisaje ni tener referencias visuales sobre nuestra velocidad como sucede cuando entrenamos a cielo abierto.
En contraposición, dependiendo del modelo, la máquina trotadora suele ser menos dura que el asfalto y, por ende, es menos dañiña para las articulaciones.
Aún así, la cinta implica un riesgo de lesión por sobreuso al pisar en forma ininterrumpida de la firma forma a lo largo de toda la sesión, algo que torna imprescindible que se alternen diferentes velocidades e inclinaciones.
El equipo encabezado los doctores Marco Panasci, Romuald Lepers, Antonio La Torre, Matteo Bonato y Hervè Assadi analizó el rendimiento de quince hombres cuyas edades oscilaron entre veinte a veintiséis años haciéndolos correr media hora a cada uno tanto en asfalto como en cinta con 1% de inclinación y también con un 15% de velocidad.
En coincidencia con otras evaluaciones previas, se recomendó que en la cinta se corra con un 1% de inclinación para compensar la ausencia de viento.
Quienes corren en cinta bajo techo a una velocidad promedio de 11 a 18 kilómetros por hora, deberán aumentar un 15% la velocidad para conseguir respuestas fisiológicas similares a un entrenamiento a ese ritmo pero al aire libre.
Importante a la hora de batallar contra la balanza, correr al aire libre gasta un 5% más de calorías que el running en cinta porque se amplia la zancada, se mueven los brazos y se utilizan los músculos isquiotibiales, aquellos flexores que otorgan fuerza de propulsión.
De acuerdo a la nota del especialista Mosses difundida en junio de 2015 por la revista Biology of Sport, bajo el título “Better economy in field running tan on the treadmill: evidence high levele distance runners”, la economía de carrera es un 9% superior al entrenar al aire libre en comparación con hacerlo en una cinta de gimnasio registrándose un 215,4 contra 236,8 ml/kg/km respectivamente.
Pese a esto, los porcentajes de V02MAX resultaron casi los mismos al correr bajo techo como al aire libre porque dieron 71,4 contra 68,5.
Más allá de cualquier argumento, para toda edad y nivel deportivo siempre será mejor salir a correr -sin importar si se hace sobre asfalto, tierra o cinta- que abandonarse al sedentarismo.
Entrenar en cinta de gimnasio es una buena opción para quienes recién se inician en el running, se están recuperando de un lesión, regresan a las pistas después de una larga inactividad y/o intentan mejorar la técnica de carrera.
Tags: cinta de gimnasio, entrenamiento de running, entrenamiento para maratón, running