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Ya sucedió con Rusia que fue suspendida en forma indefinida por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) debido a la existencia de un sistema masivo de consumo de sustancias prohibidas para mejorar el rendimiento físico, ahora otra potencia está en la mira de las autoridades. La Agencia Mundial Antidopaje (WADA) informó que Kenia es uno de los tres países con más casos de doping en todo el deporte a nivel mundial, correspondiendo el 95% a corredores de larga distancia.
Según la World Anti-Doping Agency, un total de 138 deportistas kenianos dieron positivo por utilizar productos ilícitos a lo largo de los últimos catorce años desde 2004 hasta el pasado 1 de agosto.
De acuerdo a las estadísticas oficiales, el 95% de los casos fueron protagonizados por corredores de 21 y 42 kilómetros que son las dos pruebas en las que se centra la mayoría de los exámenes de sangre y orina.
“El doping es algo común en Kenia pero todavía se implementa en forma poco sofisticada, oportunista y descoordinada, los atletas de menor nivel recurren a un esteroide anabolizante como la nadrolona que fomenta la masa y fuerza muscular, está al alcance de la mano y es barato pero generalmente los detectan en el primer test”, explicó el director de inteligencia e investigaciones de la WADA, Gunter Younger, al presentar las conclusiones de su informe en la ciudad de Nairobi.
En declaraciones formuladas al diario local Daily Nation, Younger sostuvo que “el dopaje en Kenia es drásticamente diferente al resto de los países porque sus médico o profesionales de la salud no tienen suficiente conocimiento en la materia”.
A diferencia del caso ruso, la WADA consideró que no hay evidencias sobre la existencia de un sistema institucionalizado o una red criminal de distribución de sustancias dopantes.
Tal como lo adelantó a fines de agosto, en Nairobi -capital de Kenia- se instalará el primer laboratorio antidoping de África Oriental que será solventado por la Unidad de Integridad de Atletismo (AIU) con apoyo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) y el Grupo Lancet de África del Este.
Una vez que entre en funcionamiento este laboratorio en la principal ciudad de Kenia, no se necesitará trasladar a Sudáfrica y Europa aquellas muestras de sangre y orina extraídas en competencias o entrenamientos celebrados en África Oriental.
Como antecedente reciente, la campeona olímpica de maratón en Río 2016, Jemina Sumgong cumple una suspensión de cuatro años desde que un análisis médico sorpresivo fuera de competición detectó que uso EPO.
Surgida como una alternativa para paliar enfermedades renales o tumores cancerígenos, la EPO es un estimulante sanguíneo adoptado por deportistas de todas las disciplinas porque demora la aparición de fatiga al incrementar la concentración de glóbulos rojos para que los músculos reciban más oxígeno con la misma cantidad de sangre.
Diferentes estudios médicos fueron concluyentes en un mismo sentido negativao ya que comprobaron que genera graves efectos colaterales como trombosis, obstrucción de arterias coronarias, accidentes cerebrovasculares e hipertensión siendo considerada como ilícita por las autoridades internacionales.